sábado, 20 de octubre de 2012

Aeropuertos

Creo que he pasado más tiempo en aeropuertos durante mis sueños del que he estado en ellos despierta. Sueños recurrentes acerca de llegar a último momento a tomar un avión y recordar que he olvidado mi equipaje en casa, sueños acerca de estar a punto de abordar y sin nadie para despedirme, sueños o más bien pesadillas de todo tipo relacionadas con viajar por el aire.

Supongo que esto le sucede a menudo a quienes se van del país, sobretodo a pasar largas temporadas o de manera indefinida al extranjero, como en mi caso. Lo sé porque lo he hablado con amigos y me cuentan historias similares y entones dejo de pensar que me estoy volviendo loca.

Y es que hay viajes que te cambian la vida, y otros que suponen empezar un vida de cero. Lo primero es llegar y sentirte extraño durante semanas, confundirte con los precios de las cosas y el valor de la moneda local, comprar cosas creyéndolas a muy buen precio para semanas después darte cuenta de que no era así, maravillarte con el sistema de transporte comparándolo a de tu lugar de origen para dentro de unos meses maldecirlo con fervor cada que hay una falla por culpa de la cual llegas tarde a una cita o a tu trabajo, sentirte aliviado al ver noticieros locales al no encontrar en ellos tantas barbaries como las que se ven a diario en tu país para al cabo de unos días hartarte de que le dediquen media hora de entrevista en vivo a una periodista del canal mientras amamanta a su hijo recién nacido como primicia y horas completas de franja televisiva a programas de chismes en los que discuten acerca de si se blanqueó o no Beyonce sus partes íntimas.

Amar un lugar porque es diferente al que toda la vida conociste, te vio crecer y finalmente decidiste que necesitabas irte lejos, y solo luego de ello tal vez volver para quedarte. Luego, como en todo romance, comenzar a desencantarte al conocer al desnudo sus defectos, pero decidir que vale la pena continuar porque pesan más en la balanza de tus preferencias sus virtudes. Sin embargo extrañar cosas que antes tenías y ahora te tocará conseguir por tu cuenta. A eso me he dedicado estas semanas básicamente durante los días, por las noches, como antes dije, suelo soñar mucho con aeropuertos.